ECHAR UNA MIRADA ATRÁS

30. ago., 2019

Sin saber cómo, o más bien, sí sé cómo fué, me vino a la mente una pregunta, qué recuerdos tenía con mi madre?

Pensé que en mi vida había hecho pocas cosas con ella, pero no tuve que intentar recordar profundamente, me vinieron enseguida. 

Cierto es, que cuando mi padre vivía y yo tenía una edad, con quien hablaba con mucha frecuencia era con él sobre todo de cosas de trabajo, con mi madre no tanto.

Al poco tiempo de fallecer mi padre, mi madre me dijo que a ver si ahora la hacía más caso y aunque me sorprendió, me dí cuenta de que en los últimos años había sido así. 

Sin embargo ahora, buceando en el baúl de los recuerdos, me han venido esas sesiones de cine que nos dábamos cuando yo era una cria, siempre me ha gustado el cine y creo que es gracias a esas panzadas que nos dabamos. Hoy cuando veo alguna de esas películas de aquellos años, siempre recuerdo que fué yendo con mi madre cuando la ví por primera vez.

Yo era muy pequeña, pero no me olvido de esos momentos.

También cuando para que yo comiera, me llevaban ella y mi tía Ale por todo el paseo de Doctor Esquerdo hacia las vías del tren de Arganda. Al regreso, siempre pedía para mis adentros, que se sentaran en una terraza de las que había en el paseo para tomar algo y aunque pocas veces lo hacían (por razones económicas) si se daba la circunstancia, me invitaba a un vasito de horchata pequeño.

Esos sábados de ir al mercado de Ventas a comprar, para mí eran aborrecibles, porque teníamos que subir cargadas y se me clavaban las asas de las bolsas que llevabamos, hasta que teníamos o más bien yo tenía la suerte de que llegaba mi tio y a mitad de camino, nos aliviaba del peso.

Ir con mi madre a visitar a alguna amistad, o pariente. 

Aquellas noches de Reyes en que ya al ser más mayor que mis hermanas las gemelas, nos marchabamos a la calle de Torrijos a buscar algún regalito de última hora. Qué mayor me veía ya participando en esas pequeñas cosas.

A partir de ahí, probablemente a consecuencia de la enfermedad de mi padre y de la carga de trabajo que mi madre tenía, esas salidas ya eran más distanciadas. 

Siempre el ir acompañada de ella para esas compras para acontecimientos importantes.

Después al cabo de los años, empezó a fluir entre nosotras otro tipo de comunicación, nos gustaba ir a comer juntas, las dos solas, tomar primero el aperitivo y luego comer. En otras ocasiones la recogíamos Fernando y yo, sin decir nada de donde pensabamos ir y ahí llegaba la sorpresa, ir a su pueblo, llevarla por Madrid a que viera lo cambiado que estaba, a algun teatro o restaurante un poco especial. Por lo que siempre feliz. ella y yo.

Después ya por las circunstancias ese vínculo se fué haciendo más potente, más especial. 

En esas conversaciones que manteníamos, me llegó a contar situaciones de su vida, que por supuesto desconocía totalmente.

En resúmen puedo decir que en la vida con mi madre hubo dos etapas, la de la infancia y la de la madurez, cada cual con sus detalles importantes. 

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No sabes cómo vas a reaccionar

12. jul., 2019

Muchas veces oyes recomendaciones sobre cómo actuar en caso de incendio, pero a la hora de la verdad, la realidad es bien distinta, actuas instintivamente, sin pensar.

Y eso es lo que pasa en muchas ocasiones. 

Un día de verano, de hace ya muchos años, mis hijos estaban en la calle jugando y yo planchando. 

En un momento dado suena el timbre de la puerta, voy a abrir y me encuentro a mi vecina de la puerta de enfrente, que me dice: Hay un incendio dos pisos más abajo del mio, sale mucho humo por la ventana....., espera, que ahora vengo. Fuí al interior de la casa, desconecte la plancha me cambié de zapatos,  cogi las llaves y la cartera.

Muchas veces oyes recomendaciones sobre cómo actuar en caso de incendio, pero a la hora de la verdad, la realidad es bien distinta, actuas instintivamente, sin pensar.

Y eso es lo que pasa en muchas ocasiones. 

Un día de verano, de hace ya muchos años, mis hijos estaban en la calle jugando y yo planchando. 

En un momento dado suena el timbre de la puerta, voy a abrir y me encuentro a mi vecina de la puerta de enfrente, que me dice: Hay un incendio dos pisos más abajo del mio, sale mucho humo por la ventana....., espera, que ahora vengo. Fuí al interior de la casa, desconecte la plancham me cambié de zapatos,  cogi las llaves y la cartera.

Salí de casa y en ese momento llegaba el portero en el ascensor y sin pensarlo nos  metimos en él y bajamos a la calle. 

Fué algo muy mal hecho, pero ya no había remedio, lo cierto es que cuando llegamos al portal, ya no hubieramos podido bajar, pues el humo invadía la escalera. 

La cruda realidad es que hubiera podido ser algo más grave, si hubiera habido llamas y meternos en el ascensor podría haber provocado una situación que no quiero ni pensar.

Todo se solucionó más o menos rápido, ya que a la vecina que ocasionó la humareda, sólo quedó en eso, fué un descuido que provocó el haber dejado una sarten en el fuego, se marchó a atender a su hijo que lo tenía en la bañera y en esos minutos, se quemó el aceite y zas, se armó la gorda. 

Después de todo no hubo consecuencias, pero sirva de reflexión para todos. 

 

 

 

 

 

En 

La suerte nos acompañó

11. jul., 2019

En el año 1981 ocurrieron acontecimientos bastante malos en relación con la salud.

Nos habíamos trasladado a vivir a Torrejón de Ardoz en el año 1979.

Como os podeis imaginar la situación económica no era boyante y había que buscar el ahorro en la cesta de la compra.

El caso es que en esta población como en muchas, hay un día a la semana en que se celebra un mercadillo, donde se puede comprar ropa, frutas, aceites y otras cosas más o menos necesarias y que suelen ser más económicas que en el mercado tradicional.

El caso es que la señora que estaba en casa cuidando de mis hijos, me comentó que su padre le compraba garrafas de aceite que eran más baratas de lo que se vendía en las tiendas. Así que la encargué que me trajera. Durante cierto tiempo así estuvimos haciendo. 

Cierto es que cuando freía algo con ese aceite había un olor un poco desagradable, pero no le echaba cuentas a que fuese un problema con el aceite. 

Se dió la circunstancia, que un tío mío, que viajaba con frecuencia a Andalucía, un día me dijo que si quería, me traia aceite de oliva del bueno, solo a cambio de unos discos de vinilo, claro, que tenía yo. 

El caso es que la oferta era muy generosa y la acepté. 

Qué placer hacer unos huevos fritos con patatas, ohhhh! qué ricos y que bien olían...

Por supuesto, estuve un tiempo sin volver a comprar del otro aceite que vendían aquí en el mercadillo.

Al poco tiempo empezó a oirse que había cientos de personas afectadas por el consumo de un aceite que vendían en los mercadillos, le llamaban aceite de colza. 

En mi vida había oido hablar de ese tipo de aceite y menos que fuera tóxico para las personas.

Cada día iban saliendo más y más personas afectadas en total unas 20.000, con 1.100 personas que murieron. 

El caso es que se detectó que había sido una manipulación de un aceite industrial preparandolo para el consumo, con el fín de ganar dinero, como no¡  lo que provocó todo este desastre. 

En definitiva lo que quiero hacer notar, es que las cosas pasan cuando y como tienen que pasar y en este caso en mi familia nos libramos de una buena, gracias a mi tío. 

Pongo la foto de las zonas más afectadas de nuestra geografía. Como podeis ver la Comunidad de Madrid, fué la más afectada.

Foto

5. jul., 2019

INICIO DE UNA ETAPA

5. jul., 2019

En esta ocasión, fué en un mes de Septiembre cuando estabamos convocados todos los integrantes en la empresa, cuando ya se reunificaban todas las marcas en una sola y allí nos reunieron a todos los comerciales repartidos por todo el mundo. 

Se hicieron en dos partes, un par de días para Europa y América y otros dos días para los Asiáticos.

El caso es que cuando nuestro grupo de españoles estabamos en el aeropuerto, nuestro director nos dice que en la cena de gala que se haría, tendríamos que cantar y coreografiar una canción. Cada país tenía que cantar una y allí nos tienes que la canción que había decidido que haríamos sería la de La Macarena, y claro cundió el pánico, primero por la verguenza de hacer eso delante de tanta gente y segundo, porque no estabamos coordinados para poder hacer la coreografía.

Allí fuimos participando todos con nuestros cursillos sobre los productos y ya llegó la hora de la cena, nos llevaron en varios barcos por uno de los fiordos hasta llegar a un pueblecito donde estaba el restaurante para la cena.

Cenamos y luego llegó la hora de la verdad. Fueron saliendo de otros paises, cada uno cantando sus cosas, hasta que nos tocó el turno a nosotros, pues allá que fuimos, menos mal que la mayoría no nos entendía, pero bueno salimos con la cabeza bien alta....., lo gracioso fué que cuando subiamos  al escenario, la gente coreaba y daba palmas pidiendo que cantaramos "El Viva España", que seguro que nos la sabíamos mejor. 

El caso es que ya llegó el día final en el que hicieron una gran fiesta en un barco donde cenamos e incluso bailamos, vamos que a mi no hacía falta animarme mucho y allá que estuvimos pasando una buena velada y la gente nos saludaba con el Ay Macarena.....

Se dió la circunstancia que al día siguiente que ya nos marchabamos, me dí cuenta de que había perdido una pulsera que llevaba, menudo disgusto que me llevé, lo dijimos en la recepción y afortunadamente la habían encontrado, con lo que volví a mi casa con ella. 

Chapó a los suecos. Todo muy bien organizado y con un sentido de empresa integrador que me complació.