Cuando teníamos que comprar las fichas para poder hablar por teléfono en los establecimientos

Cuando teníamos que comprar las fichas para poder hablar por teléfono en los establecimientos

Esos ascensores antiguos

Esos ascensores antiguos

ESTABLECIMIENTOS CON SABOR

Paseando por Madrid, me llegó un olor de esos que dices: Qué rico..., era el olor del café recien molido y entonces me asaltaron esos recuerdos de aquella infancia....

En la calle de Maestro Alonso, haciendo esquina con la calle de Pedro Heredia había una bodega llamada "Casa Conrado". Era de esas bodegas con sus grandes tinajas y una barra muy alta, por lo menos para mí. Cuando mi madre me mandaba a por vino a granel, tenía que ir por el lateral por ser imposible llegar a lo alto y pedir lo que quería. 

Cuando ya pude tomar un vino de ese pueblo, me gustaba uno que era "embocado", o sea dulzón, por lo que entraba que daba gusto y a quien no estuviera muy habituado se cogía una mona de mucho cuidado. 

Este hombre era del pueblo de mi madre, de Mentrida (Toledo) y tenía vino de allí. Tierra de muy buen vino. 

Además de la bodega, en la otra parte del negocio, cuya entrada estaba en la calle de Maestro Alonso, estaba la tienda de ultramarinos que regentaba la madre. Allí me extasiaba con el olor del café cuando lo molía a petición mía, siempre me acordaré de lo que tenía que llevar, 14 kg. de torrefacto y 14 kg. de natural, lo mezclaba una vez molido y así salía un café exquisito. 

Cuando llegaba a esa tienda me pasaba el rato viendo cómo servía el aceite con esas máquinas en las que veias por un lado subir el aceite y luego traspasarlo a la botella (de cristal) donde luego te lo llevabas a casa. 

Las típicas cajas de madera con las sardinas arenques (que no me gustan nada) pero que no dejaban de ser imprescindibles en toda tienda de ultramarinos que se sintiera completa.

Cómo no, tambien estaban los sacos con las legumbres que despachaban a granel, según petición. 

Al final como todo lo que va pasando en la vida, la madre falleció, el hijo no podía atender la tienda y la bodega y al poco tiempo vendieron los dos establecimientos.  Hoy es un bar cafetería que nada tiene que ver con lo que fué. 

Dentro del casco del Madrid antiguo hay cantidad de tascas y tabernas que aún mantienen el sabor, con su madera, las barras con su acero inoxidable o mármol...., esas cajas registradoras llenas de botones dorados y su manivela al lateral....., ahora las mantienen pero solo de adorno, las que utilizan ahora por su comodidad a la hora de la contabilidad, son las cosas de los tiempos que vivimos....

 

Comentarios recientes

26.11 | 16:00

Nunca me hubiera imaginado este final!!!

24.11 | 16:30

Madre mía qué interesante, pero nos dejas con la miel en los labios. Espero que al final tengamos un final feliz!!!

24.11 | 11:01

Yo solo he hecho una parte y lo recomiendo...es toda una experiencia!!

22.11 | 14:26

Todos tus relatos me gustan
Cómo sigues preciosa?

Compartir esta página