La luz que dirige su camino

La luz que dirige su camino

Atracción cielo tierra

Atracción cielo tierra

Y AHORA QUÉ?

Leonor llegando a Es Vedra

Leonor llegando a Es Vedra

Después de llegar a esa ciudad que era grande, la verdad es que no tenía idea de cómo encontrarme a mi misma. 

Creía saber mi nombre porque en la medalla que colgaba de mi cuello ponía "Leonor - 22 Febrero 1978".

Con esos datos, suponía hasta la fecha de mi nacimiento, pero no tenía más pistas. 

¿Qué me habría podido ocurrir para no recordar nada?

Necesitaba comer y tener un lugar para recogerme y de paso averiguar si podía, quien era.

Me dirigí a una comisaría de policía y les puse en antecedentes de lo que yo recordaba hasta el día de hoy y que desconocía quienes me habían secuestrado, el nombre de mi familia y por descontado, dónde vivía.

Fui atendida con atención y sorpresa. No tenían conocimiento de que alguien hubiera sido secuestrado, no habían tenido ninguna denuncia. Por supuesto en principio en esa isla no había ningún aviso.  Cursarían un comunicado a nivel nacional, para averiguar si en el resto del país habían puesto alguna alerta en este sentido. 

Mientras tanto, decidieron llevarme a un hospital para que me hicieran una revisión para saber en qué situación de salud estaba y por supuesto que un sicologo analizara mi cabeza, que intentara hacer todo lo posible para que recordara quién era.

Con esa decisión, tuve resuelto, de momento el alojamiento y la alimentación. 

Pasaban los días en los que me hicieron todo tipo de pruebas. Por mi parte dejaba mi mente descansar a la vez que me esforzaba en traer algún recuerdo a ella.

Llegó el día en que me dieron los resultados de las pruebas del estado general de la salud y todo estaba bien, menos mi cabeza, que seguía ausente en su memoria. 

Claro estaba que no me podrían tener ahí eternamente. 

La policía seguía sin saber quien era yo. La "X" estaba puesta en mi expediente y entre paréntesis (Leonor). Era evidente que los secuestradores se habían equivocado de persona, por lo tanto si habían pedido un rescate, lo habrían dirigido a una familia, a la que no les faltaba ninguna hija. Por ese motivo no había denuncias. Aún así se sorprendían de que sus padres no hubieran denunciado su desaparición.

Cuando me iban a dar el alta del hospital, mi preocupación era cómo podría sobrevivir. 

En un momento en que lo comenté con una de las enfermeras, ella me dio la solución, había un restaurante que necesitaba personal para ayudar en la cocina. No necesitaban papeles, era solo una temporada, justo cuando había más afluencia de turistas. 

Juana, la enfermera, la presentó al dueño, quien tras hablar con ella, le ofreció un sueldo, no muy elevado, pero tendria la manutención a la vez que le proporcionaba una habitación en la parte superior del establecimiento, con lo que le compensaba con su salario.

SU NUEVA VIDA

En esa isla la temporada de turismo era de seis o siete meses, dependiendo del clima, por lo que ahí tenía asegurada la supervivencia temporal, sin embargo su inquietud aumentaba por no saber su origen.

Había hecho amistad con Juana y los días que ambas tenían libres salían a pasear. 

Uno de esos días, iban en el coche de Juana y la llevó a visitar la isla, también con la idea de que lo mismo pudiera reconocer algo que le diera una idea de donde procedía. 

Aparcaron cerca de Cala d´Hort, desde donde se podía ver una enorme roca que hizo que Leonor se turbara.

-Qué es ese islote?

-Le llamamos Es Vedrá. Para esta isla tiene mucho valor, está protegido por su alto valor ecológico. Se le puede ver desde muchos puntos de la isla e incluso desde la península en días claros se distingue perfectamente. Es inhabitable. de hecho, solo vivió allí un fraile que fué expulsado de la peninsula y se refugió en una cueva, viviendo allí hasta el final de su vida. Cuentan muchas leyendas sobre ese islote, es cierto que tiene un magnetismo que atrae y que en algunos aspectos te sientas transportado a un misticismo desconocido. También dicen que puede estar equidistante al famoso "Triangulo de las Bermudas".  Ya sabes, por teorías fantásticas que no quede.  Lo que si te puedo asegurar que desde aquí se pueden ver unas preciosas puestas de sol, por lo que no faltan los turistas para fotografiarla.

Hay un barco que sale de San Antonio que hace un recorrido por la costa y que al regreso pasa a muy poca distancia de la isa y eso si que es impresionante, ver esa mole tan cerca.

Leonor se había quedado como en estado de éxtasis.

-¿Qué te pasa? 

- No lo sé, siento algo que me atrae a ese pedazo de roca.

- Y ¡qué es? porque se te ha quedado la cara blanca

-No lo puedo expresar, pero creo que tiene algo que ver conmigo.

- Tendría que llegar allí

-Mujer, quítate eso de la cabeza, no se puede acceder al islote, salvo que tuvieses algo que ver con el medio ambiente. 

Ambas se quedaron mirando a la vez que se les ocurrían varias maneras para llegar allí.

Al fin, Juana cayó en la cuenta de que tenía un amigo que disponía de una Zodiac, con la que a veces llevaba a turistas lo más cerca posible de Es Vedra. Hacían fotos, esperaban a la puesta del sol y los llevaba de regreso al puerto.

-Voy a hablar con Jaime a ver si nos puede acercar lo máximo posible, de tal manera que puedas tranquilizarte.

Dicho y hecho, a las dos semanas ya estaban ambas en la Zodiac con Jaime, su propietario.

Al estar muy cerca, a unos dos kilómetros de la costa de Ibiza tardaron poco en llegar.

No se aproximaron demasiado, sólo hasta una distancia prudencial, la vigilancia de los "verdes" era intensa. 

Leonor cada vez estaba más inquieta, sentía dentro de si unas sensaciones que hasta ese momento no las había tenido. 

Les dijo que aunque fuese a nado, tenía que poner el pie allí.

-Pero mujer, tu estás loca? te pueden llevar las corrientes y no podríamos hacer nada.

Leonor era muy tozuda, además de tener claro que allí podría descubrir algo sobre ella.

Al final Eduardo, rodeó el islote hacia una parte donde se podía acceder sin necesidad de llegar nadando. La conocía como si fuese la palma de su mano.

Escondió la lancha en una pequeña entrada entre rocas, que era el acceso que tenían los ecologistas para pasar a la isla. 

Bajaron los tres y Leonor iba por un camino que le indicaba el instinto. Los otros dos la seguían.

Llegaron a una pequeña cueva, que insospechadamente se notaba que había vivido alguien anteriormente. Había una especie de arcón, en una zona alta de la cueva, probablemente para que el mar no llegase hasta allí. 

La abrieron y entre muchos papeles, vieron uno que les llamó la atención, ponía en su primera página con letras góticas "Leonor"

Todos se quedaron sin habla, qué significaba eso?

Abrieron esa especie de librito, donde se decía:

"Al caer el sol, mientras bajaba a mi refugio, vi un pequeño bulto entre unas matas. Se movía, a la vez que lanzaba pequeños gemidos. 

¿Será un animalillo atrapado? Es muy raro, antes aquí hubo cabras, pero se las llevaron porque se comían todo lo que cubría la isla. 

Me acerqué y al cogerlo, mi asombro fué aún mayor, era un bebé. Estaba envuelto en una toquilla y prendido a ella, había un sobre con una explicación.

    Esta niña que dejo aquí, es el fruto de un amor prohibido. Con todo el dolor de nuestros corazones, tenemos que abandonarla aquí. Sabemos que vive una especie de anacoreta en la isla, al que le suministran alimentos desde un convento de carmelitas. No dudamos que la cuidará y la devolverá al mundo cuando lo crea conveniente. 

    La hemos puesto el nombre de Leonor, en una medalla lleva la fecha de su nacimiento.

    Confiamos en que siga sana y salva. 

No me ví con fuerzas para entregar a esa preciosidad de bebé al convento y me quedé con ella cuidándola y viendola crecer. Fué la alegría de mi vida en esta soledad. 

Ahora que me veo en los últimos momentos de mi estancia terrenal, intentaré que cuando llegue la barca con los suministros, pueda meterla allí sin que nadie se dé cuenta. Ya la he aleccionado para que no haga ruidos y procure pasar desapercibida. Una vez que llegue al puerto, que salte del barco y vaya a buscar ayuda a un policia, seguro que lo identifica rápidamente, ya le he descrito su apariencia.  Deseo que en la vida todo le vaya como se merece. 

He escrito lo que se de ella, por si alguna vez, quienes la dejaron aquí volvieran en su busca."

ALUCINANDO

Así es como se quedaron todos, pero seguían sin saber su identidad y quienes eran los padres.

Cuando regresaron, Leonor iba cabizbaja. 

Inquieta por la actitud de su amiga, Juana le preguntó:

¿Qué te pasa?

-Exactamente no lo sé, pero hay una fuerza extraña que me atrae hacia la península, es allí donde tengo que ir ahora, sé que allí encontraré mi vida.

Dicho y hecho, se despidió del restaurante, de su amiga más querida (era la única) con el dinero que tenía, podría pagar un pasaje en el ferry que la llevaría a Valencia. 

Según veía que se acercaba a la costa el corazón le latía desenfrenado. Encontraría por fín a su familia.

Cuando llegó al puerto, lo primero que hizo fué localizar una pensión económica y ponerse a deambular por Valencia. Una vez que empezó los recorridos, descubrió la inmensidad de la Ciudad, derrumbandose. Cómo podría averiguar algo, si nadie sabía que existía.

Terminé paseando descalza por la orilla de la Malvarrosa, hasta que me encontraron y me acogieron estos "padres adoptivos".

Cuando terminé de explicarles mi historia, los dos lloraban abrazándose. 

Me arroparon entre sus brazos, pidiendome perdón.

Ellos eran mis padres, al nacer ella, su familia se la arrebató, diciendo que había nacido muerta y que me llevaban a enterrar. Nunca les dijeron donde lo habían hecho. 

El haber engendrado una hija, fuera de sus respectivos matrimonios, era una mancha que no podrían llevar en sus familias. 

La madre le explicó que ahora eran un matrimonio "feliz" por estar juntos.

Ambos habían enviudado muy jóvenes y en cuanto les fué posible, se casaron. Siempre lloraban la pérdida de su amada niña. Además, su cuerpo no pudo volver a engendrar a otro ser.

Ahora tú, nuestra querida y adorada hija, has venido a nosotros. La energía de esa isla te ha traido. 

A partir de ese día, cada año acudían los tres a la isla de Ibiza, tomaban el barco que les llevaba por la costa y al pasar junto a Es Vedra, los tres se abrazaban, el magnetismo de esa mole, les había conseguido unir. 

 

 

 

 

Comentarios

María Teresa gomez

26.11.2022 16:00

Nunca me hubiera imaginado este final!!!

Comentarios recientes

26.11 | 16:00

Nunca me hubiera imaginado este final!!!

24.11 | 16:30

Madre mía qué interesante, pero nos dejas con la miel en los labios. Espero que al final tengamos un final feliz!!!

24.11 | 11:01

Yo solo he hecho una parte y lo recomiendo...es toda una experiencia!!

22.11 | 14:26

Todos tus relatos me gustan
Cómo sigues preciosa?

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