La torre de su encierro
Leonor, vivía con sus padres adoptivos en Valencia. No tenía ninguna queja, era feliz, pero había ocurrido algo en su vida anterior, que la obligaba a retroceder y buscar el qué había sido.
Su familia en realidad, no eran adoptivos en los papeles, pues cuando la vieron desvalida recorrer la playa de la Malvarrosa, sin rumbo, con unas prendas desgarradas y famélica, se apiadaron de ella.
Se acercaron solícitos para ver en qué podían ayudarla. Ella no respondía, miraba fijamente al horizonte, buscando algo al otro lado del mar.
Consiguieron que aceptara comer con ellos y le darían cobijo hasta que ella pudiera explicarles lo que le ocurría.
Pasaban los días y los meses y ella continuaba con una actitud reservada.
Esta familia, la acogió sin preguntas, solo dándole su cariño. No habían tenido hijos, por eso la llegada de Leonor, llenó ese hueco que tenían en sus corazones.
Al fin, una tarde explicó que aún no sabía cómo había llegado allí, recordaba haber escapado de una torre muy alta, donde apenas le llegaba la luz.
Alguien le llevaba alimentos suficientes para un día pero por más que esperaba descubrir quien era, no lo conseguía.
Oía a lo lejos el batir del mar, eso le daba esperanzas de poder huir, pero claro, aparte de que vivía en esa torre, no sabía ni como ni quienes la habían metido allí.
Al fín un día debajo de su ventanuco, oyó que dos personas hablaban sobre ella.
- Nos hemos equivocado de persona, hemos secuestrado a alguien cuya familia es más pobre que las ratas, no vamos a sacar un Euro de ellos, así que tendremos que dejarla en algún lado y si puede, que retorne a su hogar, aunque claro, mejor será que no pueda llegar y muera en cualquier parte, sin que nos puedan vincular con su cuerpo.
- Me parece buena idea, esperaremos a que el tiempo empeore, para así dificultar su movimiento por la isla.
Leonor se quedó estupefacta, resumiendo, si no era capaz de huir de alli, moriría sin remedio.
Tenía que pensar en alguna estrategia pero rápido, no sabía cuando el tiempo cambiaría.
Cuando fuesen a llevarle la comida, estaría al acecho, para golpear en la cabeza con ese cubo que dejan para cubrir sus necesidades y así poder escapar.
Tendría que estar atenta a los ruidos exteriores que le anunciasen la llegada del "suministrador", nunca sabía en qué momento llegaría, hoy tendría que estar pendiente en todo momento, no se podía despistar.
Por fín le llegaban ruidos ajenos a los del mar y el viento, el tintineo de unas llaves la alertó,
Al fín, la puerta que daba acceso a la habitación donde estaba, se empezó a abrir lentamente, mientras un individuo, empezaba a traspasar el umbral. En ese momento, "zas", le arreó un tremendo golpe en la cabeza que consiguió derribarle.
Ella aprovechó, le quitó las llaves, salió y cerró la puerta, llevandoselas consigo, no quería que descubrieran rápido su ausencia.
Cuando salió de la torre pudo ver abajo del monte ese mar que continuamente batía la costa.
Allí tenía que llegar, pero claro, quería pasar desapercibida, y con las ropas que llevaba, todas sucias, ese pelo todo alborotado y su mirada desorientada, seguro que llamaría la atención, así que se internó por un pequeño pueblo que había cerca, observó que en algunas casas tenían ropa tendida. Buscaría a ver en cual de ellas tenían algo que se pudiera poner.
Así lo hizo, en una de esas casas colgaban unos pantalones y unas camisas que ella pensó que le podrían servir. Las descolgó y se vistio con ellas. El pantalón aún tenía algo de humedad, pero no importaba, se lo puso.
Antes de huir había cogido un trozo de pan y queso de los que le habían llevado a la torre; con eso podría mantenerse hasta que consiguiera salir de esa isla.
Empezó el descenso, sorteando rocas y matojos, buscando la mejor manera de llegar a un refugio. Sabía que esos malnacidos no la buscarían, querían que muriera en el intento de huir, pero no contaban con su tozudez.
Volvía la vista hacía atrás y vislumbraba la inmensa torre donde había estado encerrada. Continuaba bajando, unas veces en línea recta y otras zigzagueando por las dificultades del terrreno.
Llevaba mucho recorrido, pero lo peor era que se venía la noche encima y no quería descansar a la intemperie.
Llegando casi a la orilla del mar, con una costa muy rocosa, se preguntaba dónde podría refugiarse, pero de repente un rayo de la luz del ocaso le dejó ver un hueco en esa mole, por lo que con mucho cuidado de no caer al agua, llegó y se introdujo en ella.
Contrariamente a lo que pensaba, no hacía frío, había un calor que le confortaba. Se acurrucó en un hueco, comió algo de lo que llevaba y el cansancio pudo con ella y se durmió.
De repente unos ruidos y sobre todo unas voces se oian como con una especie de eco, que llegaban hasta ella.
Abrió los ojos. En ese momento unas luces se encencendían y las voces comentaban:
- Bueno, ya estamos preparados para empezar a recibir a los turistas para que vean la Gruta.
Jolín, en vaya sitio que me he metido, me van a descubrir enseguida.
Se contuvo a pensar qué podía hacer. Esperaría a que empezase a llegar gente y me camuflaría entre ellos, así cuando ellos saliesen de la cueva, yo lo haría con ellos.
Dicho y hecho, se mezcló con las gentes, observando a la vez las maravillas que escondía, unas estalactitas y estalacmitas que invadían suelos y techos, unas cascadas de agua que invitaban a evadir la mente, llegaron a una especie de laguna (según decía el guía era artificial) en esa isla apenas había agua, solo la que les proporcionaba la lluvia y ultimamente no era mucha.
Ya consiguió salir con el grupo al aire libre y una vez allí todos se dirigían al aparcamiento, pero y ella? cómo conseguiría que alguien la llevase a la ciudad más cercana?
Se acercó a una familia que sólo tenían un niño. Se dirigían a su coche y Leonor les preguntó si podrían llevarla, contó que se había despistado del grupo con el que había llegado y se habían ido sin ella.
La pareja se miró preguntandose con la mirada qué es lo que podían hacer.
Aceptaron su petición y la llevaron a la capital de la isla, que es donde ellos se alojaban temporalmente.
Una vez que llegaron allí se ofrecieron por si necesitaba alguna ayuda.
- No, muchas gracias. Bastante me han solucionado la papeleta que tenía. Ya llegaré al hotel sin problemas, se muy bien donde está.
- Les agradezco infinito su ayuda.
...... Qué pasará con Leonor?
Continuará próximamente
@Esmeralda Perez
María Teresa gomez
24.11.2022 16:30
Madre mía qué interesante, pero nos dejas con la miel en los labios. Espero que al final tengamos un final feliz!!!
Comentarios recientes
26.11 | 16:00
Nunca me hubiera imaginado este final!!!
24.11 | 16:30
Madre mía qué interesante, pero nos dejas con la miel en los labios. Espero que al final tengamos un final feliz!!!
24.11 | 11:01
22.11 | 14:26
Todos tus relatos me gustan
Cómo sigues preciosa?