Me iluminó para llegar al lugar adecuado

Me iluminó para llegar al lugar adecuado

La luna salió para alumbrar mi camino

La luna salió para alumbrar mi camino

PEREGRINA

LA PEREGRINA

Esa luz, en la aquella ventana en la lejanía, me guiaba hacia ella.

Avance en la oscuridad, a la vez que me preocupaba que sería lo que me atraía.

Los ruidos que percibía a mi alrededor no me tranquilizaban.

Unas veces eran una especie de susurros, otras cosas que se arrastraban.

 

Las más espeluznantes eran esos aullidos, lejanos, pero inquietantes.

 

¿Cómo había llegado allí? Estaba haciendo el Camino De Santiago, estaba agotada, y me senté acurrucada entre una enorme piedra y un árbol muy frondoso.

 

De repente desperté, se había echado la noche y estaba desorientada, no había nadie a mi alrededor.

 

¿Y ahora qué hago? Sin refugio, ni ropa para abrigarme.

 

Hasta que a lo lejos vi esa luz oscilante que me atraía…….

 

De repente, se abrió un claro entre esa oscuridad que me envolvía.

 

Fui afortunada, si no llega a ser por la inmensa luna que iluminó el camino, hubiera caído al río.

 

Era como una premonición, algo me dirigía y protegía.

 

Aproveché el momento para poder inspeccionar un poco el entorno y volver a localizar esa luz que anteriormente me llamaba.

 

Afortunadamente vislumbre un pequeño grupo de casas. Me dirigiría hacia ellas. Buscaría refugio. Un pajar parecía que me abría sus puertas, a la vez que el poco ganado que había, me hacía espacio para cobijarme, a la vez que para darme calor. 

 

Enseguida llegaron al pajar varías aldeanas picadas por la curiosidad.  Abrumándome a preguntas:

 

-¿Quien eres?

-¿Qué haces aquí?

 

Casi tan desconcertada como ellas les fui respondiendo a todo.

 

-Me llamo Carolina, estoy haciendo el Camino, me despisté del grupo y me perdí.

 

-Eres afortunada, estás a escasos veinte kilómetros De Santiago. Te daremos algo para que repongas fuerzas, podrás pasar a asearte y si quieres, reanudas el viaje.

 

Dicho y hecho. Quería pagarles lo que habían hecho por mí, pero no aceptaron. Lo hacían con el agrado de ayudar a una peregrina.

 

Reanudé el viaje, llegando por fin a la Plaza del Obradoiro, donde con cientos de peregrinos, recibí la bendición del Santo.

 

Tenía la certeza de que fue él quien iluminó mi camino para poder llegar a la gran Catedral y ponerme a sus pies.

 

©Esmeralda Pérez

 

 

Comentarios

Mjesus

Yo solo he hecho una parte y lo recomiendo...es toda una experiencia!!

24.11.2022 11:01

Comentarios recientes

26.11 | 16:00

Nunca me hubiera imaginado este final!!!

24.11 | 16:30

Madre mía qué interesante, pero nos dejas con la miel en los labios. Espero que al final tengamos un final feliz!!!

24.11 | 11:01

Yo solo he hecho una parte y lo recomiendo...es toda una experiencia!!

22.11 | 14:26

Todos tus relatos me gustan
Cómo sigues preciosa?

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